Adaptar los EPI al calentamiento global para mejorar el confort térmico
Todos lo hemos experimentado en los últimos años: el calor afecta al mundo laboral. Pero también repercute en mayor o menor medida:
- en primer lugar, técnicos y operarios: según el INRS (Institut National de Recherche et de Sécurité), existe un mayor riesgo para la salud cuando se trabaja :
. por encima de 28°C para una tarea que requiera esfuerzo físico,
. por encima de 30°C para la actividad sedentaria.
El calor y la deshidratación pueden provocar una pérdida de alerta y capacidad de reacción, e incluso fatiga, malestar o insolación, lo que aumenta el riesgo de accidentes laborales.
- France Stratégie señala que las olas de calor registradas en Europa en los últimos años han tenido un coste económico en términos de disminución del PIB,
- Por último, un estudio mundial realizado entre 2001 y 2020 indica que la exposición al calor es la causa de 650.000 millones de horas de trabajo perdidas al año*.
Construcción, industria, agricultura, mantenimiento de redes eléctricas o de comunicaciones... En estos sectores de primera línea, garantizar unas condiciones de trabajo seguras y confortables para los operarios no es sólo un deber, sino también un interés de los empresarios.
El pasado enero, la Organización Meteorológica Mundial confirmó que:
2023 será el año más caluroso jamás registrado. Adaptar el trabajo al cambio climático es, por tanto, una cuestión económica y de salud pública esencial.